Faberin ha desarrollado en CEEIM una plataforma digital para comercializar mobiliario y elementos de decoración exclusivos, que han sido creados por diseñadores artesanales y elaborados bajo demanda por makers expertos que utilizan herramientas de tecnología 4.0 para aportar valor a cada creación y posicionar al artesano en la nueva economía. La iniciativa cuenta ya con 400 colaboradores, entre ellos, el arquitecto madrileño Pablo Carballal, referente internacional, que compagina su profesión con el diseño de muebles y complementos.
Los artesanos de toda la vida se han sumado a la cuarta revolución industrial y a la economía colaborativa para llegar a los amantes del arte aplicado a mobiliario, lámparas y demás artículos de decoración. Así, los artistas diseñan sus creaciones, mientras que los makers producen los artículos bajo demanda del cliente mediante el uso de impresoras 3D, moldeado y máquinas de control numérico para cortar y grabar madera o metal, entre otros materiales.
“Los diseñadores artesanales están agradecidos con esta herramienta porque se está dando visibilidad y salida a su creatividad, además, son ellos mismos quienes establecen su porcentaje de royalties. En cuanto a los makers, les estamos ofreciendo la oportunidad de incrementar sus ingresos elaborando productos exclusivos y cada uno fija el precio por su trabajo. Nosotros nos encargamos de la comercialización del producto final”, indica Vicente Cánovas Conesa, empresario de la decoración que, junto a su socio Nacho Tortosa, ingeniero industrial de automoción, han puesto en marcha una idea de negocio atraídos por las nuevas tecnologías.
La plataforma digital entró en funcionamiento a primeros de este año, donde se cuenta ya con 300 diseñadores, entre quienes está un descendiente de una familia de artesanos desde hace más de 400 años, además de acogerse a más de 100 makers. Todos ellos proceden de diferentes partes del mundo, como puede ser España, Italia, México o Japón. Sin conocerse entre ellos, les une este servicio basado en la producción mediante la colaboración.
“Los diseñadores nos facilitan los planos a nosotros con las instrucciones a seguir para elaborar sus creaciones, además de aportarnos el título de la obra, una pequeña historia e información sobre el proceso de realización. Los proyectos son vistos por los makers, quienes eligen libremente el producto que desea hacer y establece el precio final, también hay quienes destinan sus ingresos a ONG’s”, puntualiza Cánovas.
Los creadores de Faberin se muestran orgullosos por haber “sacado” a un grupo de artesanos y makers de la cadena de producción masiva para desarrollar su creatividad en entornos más amables. De momento, su procedimiento está aplicado en el mobiliario e interiorismo, aunque también puede extenderse a su uso en joyería, escultura o cerámica, entre otras áreas artísticas.
La empresa cuenta ya con un amplio respaldo en Méjico, con pensamiento en un futuro de expandirse a nuevos mercados por el entorno. También está complementando el funcionamiento de la plataforma como red social de productores de artículos y para medir el grado de satisfacción entre los clientes, como vía para generar confianza entre futuros usuarios.
Faberin es el resultado del salto al emprendimiento dado por Vicente Cánovas, integrante de uno de las 10 comunidades tecnológicas con sede en el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Murcia (CEEIM), que aglutinan a unos 1.500 tecnológicos. Durante 2017, CEEIM organizó un centenar de actividades, en las que participaron unos 7.000 tecnólogos que comparten la filosofía del Open Innovation.