Repsol perdió 3.816 millones de euros en 2019, frente a los 2.341 millones que ganó en el ejercicio anterior, tras dotar provisiones por 5.823 millones, de los que 4.849 millones corresponden a la revisión a la baja del valor contable de activos para adaptarlos a su objetivos en emisiones.
Otros 837 millones se deben al arbitraje iniciado por Sinopec en relación a activos en Reino Unido de Talisman, según las cuentas remitidas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por Repsol, que pese a los resultados mantiene su compromiso de pagar un dividendo de 1 euro en 2020 y de amortizar capital un 5 % para elevar el valor de las participaciones de sus accionistas.
El resultado neto ajustado (que excluye atípicos y provisiones) se situó en 2.042 millones de euros, el 13 % menos, lastrado por la caída de los precios internacionales del crudo y del gas natural, así como de los márgenes industriales.
En un comunicado, la petrolera ha destacado que el flujo de caja operativo mantuvo un ritmo positivo durante el año y se situó en 5.837 millones de euros, el 8 % más, "resultado de una estrategia en la que la compañía superó con éxito un entorno adverso" de bajos precios y menores márgenes.
Esa sólida generación de caja, añade la nota, permite a Repsol avanzar en su compromiso activo contra el cambio climático y, al mismo tiempo, mantener la política retributiva.
Por negocios, el de "upstream" (exploración y producción) arrojó un resultado neto ajustado de 1.050 millones, el 20,8 % menos que en 2018, debido principalmente a unos menores precios de realización de crudo y gas, y a la caída de la producción en un 0,9 %, hasta los 709 barriles equivalentes de petróleo al día.
Dichos efectos negativos fueron parcialmente compensados por menores costes exploratorios y otros costes, así como la apreciación del dólar frente al euro y al impacto positivo de los impuestos sobre beneficios por un menor resultado operativo, según Repsol, cuyas inversiones en "upstream" sumaron 2.429 millones, el 23,1 % más.
El "downstream" (refino y comercialización), el beneficio neto de explotación bajó el 8 %, debido principalmente a la menor contribución de las actividades de refino, química, GLP (gases licuados del petróleo) y comercialización de gas.
Por contra, mejoraron su comportamiento los negocios comerciales (movilidad y lubricantes), trading, Repsol Perú y una contribución positiva por parte del negocio de electricidad y gas. Las inversiones del área bajaron el 24,8 % y se situaron en 1.376 millones de euros, según la petrolera, que se ha fijado como objetivo ser una compañía de cero emisiones netas en carbono en 2050.
Por ello, tras asumir un escenario más bajo de precios de crudo y gas consistente con las previsiones de transición energética y con los objetivos climáticos del Acuerdo de París, ha ajustado el valor de activos de exploración y producción, mayoritariamente en Estados Unidos y Canadá.
A cierre de 2019, la deuda neta del grupo era de 4.220 millones de euros, 781 más que un año antes, impactada por una posición de autocartera de 81 millones de acciones a cierre de 2019. La deuda neta, incluyendo arrendamientos, se situó en 8.083 millones tras la aplicación de la NIIF 16 (normas contables sobre alquileres).