El papel de la gastronomía como atractivo turístico, la evolución de la imagen social de los cocineros, los elementos que definen el éxito profesional o los cambios experimentados en la relación entre la cocina tradicional y de vanguardia.
Estos han sido algunos de los aspectos analizados por parte de Pablo González, Alfonso Egea, José María Alcaraz y Raimundo González, los cuatro chefs murcianos que han obtenido estrella Michelin, en una jornada impulsada por la empresa Ricardo Fuentes y el Centro de Cualificación Turística en la que han participado alumnos de escuelas de hostelería.
Raimundo González fue el primer cocinero murciano distinguido con estrella Michelin por su trabajo en el antiguo restaurante Rincón de Pepe de Murcia, que fundó en la década de los 70. A sus 93 años, ha explicado que “me he pasado toda mi vida entre fogones. Soy mucho mayor que el resto, así que recuerdo que la profesión de cocinero no estaba bien vista. Por eso hoy estoy muy orgulloso de comprobar que la cocina se le ha dado el valor que tiene que tener. Es un honor”. Además, señaló que recuerda con mucho cariño todos los reconocimientos recibidos a lo largo de su vida, pero que “lo más importante es el cliente; tenemos que agradecerle siempre que nos dé la oportunidad de servirle”.
Alfonso Egea inauguró en el 2000 su restaurante Casa Alfonso, en Campoamor, y cinco años después recibió la estrella Michelin. Sobre esta distinción, señaló que “para lograrla tienen que darse muchas circunstancias. Se necesita constancia y hay mucha presión”. También indicó que “me siento muy orgulloso de lo que hago, la estrella importante son los clientes cada día” y coincidió en resaltar que su profesión “se ha dignificado”.
José María Alcaraz logró la estrella Michelin en el año 1978 en su restaurante Los Churrascos de El Algar. “Me hice a mí mismo”, ha recordado, “aprendí de mi madre cocina tradicional y, desde los 9 años que hice mi primer arroz, mi vocación es la cocina”. Resaltó que es un defensor de las distinciones a los cocineros las cuales “nos exigen hacerlo bien y algo más”. A los jóvenes cocineros que están empezando les ha dicho que “si les gusta la cocina, que sigan e insistan, este es un trabajo muy sacrificado”.
Por su parte, Pablo González, que tiene actualmente dos estrellas Michelin en su restaurante Cabaña Buenavista, ha mostrado su admiración por sus compañeros de jornada –“he venido a escuchar, cuando yo ni lo soñaba ellos ya estaban consagrados- y ha expuesto que “los tiempos cambian. Raimundo, en su momento, hacia alta cocina, igual que José María y Alfonso. Igual que lo que hoy hacemos en tres años no valdrá porque todo va muy deprisa”. Así mismo, ha reflexionado que “la cocina que hoy hacemos está basada en la tradicional. Nuestra cultura es la cocina de aquí. Lo que tenemos que hacer el resto es aprender y ponerla al día”.
A los estudiantes les ha comentado que “el que se deje llevar por las estrellas, los soles o la repercusión mediática se equivoca. Nuestro trabajo no es eso y hay que tenerlo claro” y destacó que “hoy en día tienen algo que parecía impensable: mucha información y posibilidades de formación”.
El cierre de la jornada lo ha puesto una entrega de distinciones por parte de Ricardo Fuentes a los cuatro cocineros como reconocimiento a su contribución a la gastronomía regional.