Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (Eurogrupo) retoman este lunes sus deliberaciones sobre el impacto de la guerra en Ucrania, conscientes de que derivará en un crecimiento económico menor del esperado y en una mayor inflación por los precios energéticos y los problemas de suministro.
Los Diecinueve afrontan una nueva reunión, a la que asistirá la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, con la asunción de que la inflación rusa provocará una expansión de las economías europeas «significativamente inferior» y pocos días después de conocer el dato de inflación de marzo, que en la eurozona se disparó hasta el 7,5 %.
«Es probable que la eurozona sea muy resistente este año, pero el crecimiento será significativamente inferior al anticipado y la guerra está provocando una subida de la inflación que ya venía de atrás», resumía un alto funcionario europeo de cara a la reunión del Eurogrupo.
Así, tras la «normalización» de la economía tras la pandemia, la guerra «pesará sobre la actividad económica», también a través de los distintos paquetes de sanciones y las represalias adoptadas por el Kremlin, apuntan las mismas fuentes.
De hecho, la decisión de Moscú de cobrar en rublos las compras de gas ruso desconcierta a las capitales europeas, que todavía no son capaces de entender cuál es «exactamente» la intención de Vladimir Putin con este movimiento, ya sea dividir a la UE, sortear las sanciones, reforzar el rublo o incluso «asustar» a los mercados, señala un diplomático.
En cualquier caso, las mismas fuentes enfatizan que Rusia debe ceñirse a los contratos y la mayoría de ellos especifican que las transacciones deben hacerse en euros. Esta posición es «ampliamente compartida», añaden, entre las capitales del bloque.
Después de abordar las consecuencias económicas de la guerra, los ministros de Finanzas de la zona euro pasarán a debatir algunas de las características del posible euro digital, en cuya introducción y diseño está trabajando el Banco Central Europeo (BCE) desde hace meses.
En particular, los Diecinueve valorarán el «equilibrio» que debería tener una divisa así con dos objetivos que podrían entrar en conflicto, como son el derecho de los ciudadanos a su privacidad y la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
El miembro del comité ejecutivo del BCE encargado de este tema, Fabio Panetta, intervino precisamente esta semana ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, en la que señaló que el «anonimato total» no sería una «opción viable».
Sí abrió la puerta, sin embargo, a conceder a una eventual divisa digital algunas características del dinero en efectivo» y «permitir mayor privacidad para pagos de menor valor» porque «normalmente tienen menos riesgo de blanqueo de capitales, financiación del terrorismo y otras vulneraciones de la legislación europea».
Después de mantener una discusión temática sobre el mercado inmobiliario, el último punto del orden del día del Eurogrupo abordará la situación de la Unión Bancaria, con un énfasis especial, de nuevo, en las repercusiones de la guerra sobre las entidades financieras europeas.
En este debate participarán tanto el presidente del Consejo de Supervisión del BCE, Andrea Enria, como la presidenta de la Junta Única de Resolución, Elke König.
El primero también compareció esta semana ante los eurodiputados y, además de cifrar en 100.000 millones de euros la exposición de la banca europea a la invasión rusa de Ucrania y de reiterar que es «manejable», también afirmó que su departamento está vigilando posibles efectos secundarios que puedan afectar al sistema bancario de la UE.