La Unión Europea ya trabaja para independizarse de las principales plataformas digitales estadounidenses que lideran el mercado de las redes sociales. El organismo europeo está desarrollando hasta dos portales diferentes basando su actividad en los populares Twitter y YouTube. Entre sus objetivos está el desarrollar una aplicación que respete la privacidad y la protección de datos que, en muchas ocasiones, también conlleva alejarse de gigantes tecnológicos como Meta, Twitter o, entre otros, TikTok.
La decisión de la UE de potenciar una estructura digital propia con la que reforzar la privacidad y protección de los datos personales de los internautas y dar un impulso a los 27 para recuperar la iniciativa tecnológica, se confirma con la nueva Ley de Servicios Digitales. Para ello, la Comisión Europea ha desarrollado una férrea legislación que, en muchos de sus puntos, entra en confrontación con el modus operandi de numerosos gigantes americanos digitales, acostumbrados a aprovecharse del escaso control institucional al que estaban sometidos.
Con este contexto marcado por los roces con unas grandes firmas estadounidenses reacias a cumplir todas las premisas de la nueva normativa, la UE ha optado por impulsar sus propias redes sociales. Un proyecto complicado y que todavía está en sus primeros pasos, pero que puede marcar un antes y un después en la historia de este tipo de plataformas, al menos, a nivel europeo.
Los dos proyectos de redes sociales europeas son UE Voice y UE Video. El primero de ellos se asemeja a Twitter, pero apuesta por mejorar la libertad de expresión y acabar con la censura siempre que se respeten unas normas de conducta contrarias al racismo o la homofobia. El segundo está orientado a las plataformas de vídeo como YouTube, otro de los gigantes con los que la UE puede acabar confrontándose al lanzar su propio sustituto.
UE Voice está desarrollada en Mastodon, una red social con servidores descentralizados y de código abierto que se fundó en 2016 y que cada vez cuenta con más adeptos tras la compra de Twitter por parte de Elon Musk. La función de Mastodon es clara: la Unión Europea aprovecha este recurso para crear una instancia, es decir, una red social con servidores independientes (que no recopilan datos) a la que los usuarios pueden sumarse sin sacrificar su libertad digital. Posteriormente, es el gestor institucional quien decide si los mensajes enviados se trasladan a esa instancia en particular o a todas las que conforman Mastodon. La UE usa este servidor en Mastodon para poder impulsar su propia red social.
UE Video, el competidor de YouTube, es algo similar. En su caso, funciona en Peertube, un software open source y descentralizada que, como en el caso de Mastodon, evita que esté controlado por una única empresa. En esta plataforma, según tiene pensado la Unión Europea, se podrán subir podcast, vídeos y material similar sin necesidad de depender de YouTube.
Con la Ley de Servicios Digitales, la Comisión Europea espera implementar unas redes más respetuosas con los derechos de los usuarios y está decidida a obligar a plataformas como Facebook, Google, Twitter, YouTube y TikTok a que acaben con la desinformación, las cuentas falsas y los deepfakes. Entre las medidas, la UE ha establecido que las empresas que no lo cumplan se enfrentarán a multas de hasta el 6% de sus ingresos anuales. Una cantidad que, en el caso de las grandes tecnológicas podría alcanzar los centenares de millones de euros.
El proyecto de la Unión Europea todavía está en fase embrionaria, pero es una clara apuesta por la independencia tecnológica en el ámbito de las redes sociales. Ya no será necesario ceder los datos a compañías extranjeras ni dar un lugar de relevancia a los gigantes estadounidenses en la gestión digital del antiguo continente. A falta de fecha para saber cuándo estará completamente acabado el proyecto de ambas redes sociales, la UE tiene claros sus pasos tras la revolucionaria Ley de Servicios Digitales.