El trimestre mayo-julio de 2022 fue el más seco en España desde que hay registros de agua. Bajo este contexto, la tecnología sale al rescate de los agricultores, que pueden contemplar soluciones que antes no podían permitirse, con posibilidad de acceder a fondos europeos para realizar proyectos de modernización de regadío, como los destinados a la agricultura de precisión a través de la digitalización y la inteligencia artificial, que ya funcionan en zonas como la Región de Murcia.
Estos son algunos de las herramientas que componen las soluciones tecnológicas que ya implementan las comunidades de regantes o los grandes productores agrarios en lo que se denomina agricultura de precisión: Sensores de humedad del suelo, estaciones agroclimáticas, sensores dendrómetros de tronco para conocer el estrés hídrico de la planta, imágenes hiperespectrales para medir los nutrientes y plaguicidas que necesita; y un software amigable para traducir los datos fácilmente al agricultor a favor de su toma de decisiones.
Precisamente, la tecnológica valenciana Inelcom ya trabaja la tecnificación en comunidades de regantes como la de Totana y en 2023, gracias al impulso por parte de las administraciones públicas de los Fondos Europeos Next Generation, aplicarán mejoras en materia de digitalización e inteligencia artificial en otros lugares estratégicos.
En Totana el telecontrol de 7.000 hectáreas ha permitido a los regantes ahorrar miles de litros diarios solo con la detección de averías que posibilita.
Los agricultores no solo han recurrido a la tecnificación para combatir la carestía de agua y su precio, también para ahorrar energía en el contexto de la actual crisis internacional. Una bomba de riego antes consumía mucho, ahora los variadores y los arrancadores progresivos evitan los picos que penalizan el consumo, algo que ya está bastante afinado en el campo.
Con todo, el ahorro, en torno al 15%, que el agricultor consigue gracias a la digitalización proviene del tiempo de menos que va a tener la bomba en marcha porque va a regar menos, o por la menor de cantidad de abonos que utilizará, así como de plaguicidas.
Asimismo, las oscilaciones en la tarificación energética han condicionado que los regantes rieguen sábados, domingos y festivos, días en que pagan bastante menos por la energía.
La otra vertiente pasa por las plantas fotovoltaicas, que requieren tener un embalse en alto que el agricultor bombea cuando hay luz solar para llenar la balsa con la que riega por la noche. El ahorro es mayor y es más cómodo.