COAG calcula que 200.000 de las 360.000 hectáreas productivas regionales se han visto afectadas o muy afectadas por las lluvias de las últimas cinco semanas en las que se alcanzaron los 250 litros por metro cuadrado, lo que supone más del 80% de la precipitación media anual, que es de 315 litros.
El presidente de COAG en la Región de Murcia, José Miguel Marín, ha expresado su desánimo por el panorama que arroja el balance que la organización ha ido recopilando entre las oficinas comarcales. “Es desolador, éramos conscientes de que el daño era severo, pero una vez pormenorizados por zonas y cultivos, el quebranto es muy superior a lo esperado; y se produce, además, en el peor de los contextos conocidos por el agro murciano", explicó.
Entre los cultivos más dañados destacan el brócoli, la coliflor y lechuga, que está llegando a un 80% de cosecha con pudrición y asfixia radicular, lo que suponen pérdidas de 12.000 euros por hectárea, 14.000 en el caso del melón, producto que, igual que la sandía, no han podido ser trasplantados, y ahora se encuentran en los semilleros para ser destruidos, mientras que las plantaciones realizadas anteriores a las lluvias de marzo -sandía y melón- hasta el 90% está muerta por asfixia radicular.
Además, tampoco se puede preparar el terreno, todavía embarrado, para realizar las siguientes plantaciones. Estos daños se contemplan en las zonas en las que destacan este tipo de cultivos, como Lorca, Torre Pacheco o Cartagena. En el noroeste y el altiplano, también en zonas altas de Lorca, se estiman pérdidas en explotaciones cercanas a un 90% de la producción de almendra, por agua y heladas, y se espera arranque de árboles por asfixia radicular. Unas 40.000 de las 70.000 hectáreas de almendro han resultado gravemente afectadas.
Las lluvias se suman al polvo sahariano caído previamente que ocasionó problemas para romper el borrón de la fruta, por el barro endurecido que también ha producido un manchado de fruta importante, que la deja fuera de comercialización. Por otra parte, las lluvias han provocado lavado del pistilo, por lo que se han caído frutos, y han ocasionado la aparición y desarrollo de distintos hongos. Cuando las precipitaciones se producían en forma de granizo, se han destruido los frutos.
Así pues, se estima que en albaricoque se ha perdido un 70% de la producción en el conjunto de la Región de Murcia; en igual magnitud las variedades más tempranas de melocotón, nectarina y paraguayos. Se calcula en el altiplano un 40% de perdidas en el total de fruta de Hueso, un 40% en fruta de pepita y un 40% en cereza. Con respecto a la flor cortada, la cosecha se ha retrasado y mermado por la acumulación de días de lluvia y ausencia de sol, lo que ha generado una humedad muy elevada. La producción que se iba a recolectar esta Semana Santa se ha reducido en un 40%, fechas éstas en las que la venta es muy importante para este sector.
En uva de mesa, en Totana y Alhama, los primeros brotes se observan daños de mildiu y con tanta lluvia no se ha podido tratar a tiempo, lo que causará problemas en calidad de cosecha y merma de producción. En variedades menos tempranas, este episodio coincide con el final de la floración y, en estos casos, la falta de actividad de las abejas y las malas condiciones ambientales por exceso de humedad están incidiendo en un mal cuajado de las flores, lo que al final redundará en una peor cosecha y de muy mala calidad final.
Con respecto a los cítricos de estos territorios, la climatología ha favorecido la aparición de enfermedades fúngicas, lo cual, en cultivos aun sin recolectar y ya maduros, ha conllevado a la aparición de podredumbres y aguados que se irán expandiendo a las variedades siguientes en el orden de recolección.
El sector apícola de la Región también ha resultado muy dañado, se ha producido una alta mortandad de abejas, que no han salido de las colmena por la lluvia; se han tenido que comer sus reservas y, por lo tanto, la campaña del azahar, que representa más del 50% de la producción, no se ha podido recoger.
Por último, COAG alerta de la inadecuación de los seguros a la realidad agraria, dado que "no ofrecen coberturas adecuadas a los agricultores, lo que se creó en su día como un mecanismo de estabilidad se ha transformado en un negocio que solo pretende maximizar beneficios".