El ‘Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia’ del Gobierno, enviado a Bruselas hace apenas unas semanas, incluye entre sus medidas la posibilidad de deducirse hasta el 60% en el IRPF si se emprenden acciones de rehabilitación en la vivienda habitual que contribuyan a la mejora de la eficiencia energética en el hogar.
En concreto, el documento apuesta por una deducción del 20% para aquellas personas que, al emprender determinadas obras, reduzcan, como mínimo, un 7% de la demanda de calefacción y refrigeración de la vivienda. También se incluye una deducción del 40% para los que logren disminuir un 30% el consumo de energía primaria no renovable. Y finalmente, se establece una deducción del 60% por la realización de obras de rehabilitación en edificios completos, gracias a las cuales se consiga reducir la demanda de energía primaria no renovable, como mínimo, un 30%, o bien se mejore la calificación energética del inmueble hasta alcanzar la 'A' o 'B'.
Junto a esta iniciativa, actualmente existen otras ayudas dirigidas a apoyar este tipo de intervenciones, como El Programa de Rehabilitación Energética de Edificios (PREE). “Este tipo de apoyos son enormemente beneficiosos, tanto para generar empleo y contribuir a la economía nacional, como para reducir la huella de carbono de un sector al que se le atribuye un importante porcentaje de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, no podemos olvidar que aproximadamente el 20% del parque edificado cuenta con más de 50 años, y que casi el 60% de nuestros edificios se construyó con anterioridad a la primera normativa de eficiencia energética. De ahí que todas estas actuaciones sean las más necesarias de impulsar”, indica José Almagro, director general de Sto Ibérica.
A la espera de que se especifiquen los requisitos o las intervenciones proclives a recibir este tipo de apoyo, IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) ha elaborado, junto al Consejo Superior de Arquitectos de España (CSCAE), una guía orientada a optimizar la gestión técnico-administrativa en la tramitación de ayudas a la rehabilitación energética de edificios, además de proporcionar los conceptos fundamentales necesarios para acometer un proyecto de este tipo.
Con el objetivo de contribuir también a esta labor de difusión, los expertos de Sto, multinacional alemana con sede en España especializada en la elaboración de materiales y soluciones constructivas para edificaciones sostenibles, exponen nueve ideas para convertir una vivienda en un espacio más eficiente:
- Instalar aislamiento térmico en paredes, suelos y techos. Lo más importante para contar con una vivienda eficiente es aplicar un buen aislamiento térmico, gracias al cual se pueden llegar a alcanzar ahorros de hasta el 60%. Este tipo de acciones pueden realizarse en la fachada del edificio (SATE o fachada ventilada), o a nivel individual, a través de un sistema de aislamiento térmico interior. Si es posible, conviene optar por la primera opción, ya que habrá mayores probabilidades de eliminar todos los puentes térmicos y evitar la aparición de condensaciones en los cerramientos.
- Mejorar la estanqueidad del edificio o la vivienda. Para ello, habrá que identificar y neutralizar las fugas de aire y hacer un sellado de huecos entre las puertas y ventanas y las paredes. Con estas medidas será posible ahorrar hasta un 50% en el consumo de climatización de la vivienda o el edificio.
- Incorporar acristalamientos dobles con cámara de aire. Las ventanas son los elementos más importantes a la hora de asegurar la envolvente de un edificio. Por ello, es muy importante que aíslen correctamente y cuenten con buena transmitancia térmica. Así, lo mejor en estos casos es apostar por aquellas con rotura de puente térmico y vidrio doble con cámara de aire intermedia de, al menos, 10 mm. Asimismo, es preferible que sean de hoja batiente u oscilobatiente, ya que las correderas no son tan herméticas.
- Mejorar las condiciones de ventilación de la vivienda. La ventilación es importante para evitar la estanqueidad del aire, los problemas de temperatura en el interior del inmueble, las corrientes de aire, las humedades y las pérdidas indeseadas de energía. Así, junto a la ventilación natural, conviene plantearse la opción del establecimiento de sistemas de ventilación mecánica controlada. Así, cuando las condiciones de temperatura y presión ambiental sean desfavorables, será posible mantener una buena calidad del aire.
- Controlar la incidencia de la luz solar. En el caso de las viviendas particulares, es interesante tratar de rediseñar las soluciones de protección solar para adecuarlas a cada estación, permitiendo la captación solar en invierno y el bloqueo de la radiación incidente en verano. De este modo, deberá valorarse la instalación de protecciones fijas (voladizos, aleros, etc.) o incorporar protecciones móviles manipulables, ligeramente separadas de la fachada para evitar la formación de bolsas de aire caliente.
- Apostar por la climatización, calefacción y ACS eficientes. Los sistemas de climatización acaparan el 40%-50% de la energía consumida en una vivienda. Por este motivo, conviene apostar por soluciones más eficientes. Hay varias opciones: calderas de condensación, bombas de calor aire-agua, radiadores de baja temperatura, suelo radiante, sistema de aire acondicionado inverter, termostatos inteligentes, válvulas termostáticas en radiadores…
- Uso de energías renovables. Junto a las actuaciones anteriores, es importante valorar la opción de nutrirse de fuentes de energía renovables que cubran gran parte de la demanda. Los más habituales son los sistemas fotovoltaicos, térmicos o eólicos, y los sistemas de almacenamiento de energía. También es buena idea optar por el uso de calderas biomasa, que utilizan combustible natural.
- Renovación de los electrodomésticos y uso de bombillas LED. Habrá que aprovechar la rehabilitación de la vivienda para cambiar los electrodomésticos (lavadoras, secadoras, lavavajillas, frigorífico, horno, ascensor en el caso de edificios…) a otros con etiqueta energética de bajo consumo. Los más recomendados son los que tienen la identificación de color verde, correspondiente a la clasificación A+++, A++ o A+. Por supuesto, esto deberá acompañarse de la sustitución de bombillas incandescentes y lámparas halógenas por luces LED.
- Implantación de sistemas de control y automatización de edificios y viviendas. La domótica permite controlar y automatizar la gestión inteligente de la vivienda (iluminación, climatización, agua caliente sanitaria, riego, electrodomésticos, etc.). No solo aporta un mayor confort, comunicación y seguridad, también ayuda a gestionar eficientemente el uso de la energía y favorece el ahorro de agua, electricidad y combustibles, aprovechando mejor los recursos y utilizando las tarifas horarias de menor coste.
HÁBITOS DE AHORRO. Antes de emprender cualquier rehabilitación, primero es imprescindible aprender ciertos hábitos de ahorro que contribuyan a disminuir la demanda energética en el hogar, especialmente en las estaciones extremas: invierno y verano. Por ello, durante los próximos meses, será muy importante comenzar a llevar a la práctica estas acciones responsables, con el objetivo de reducir el consumo de energía por las altas temperaturas y refrescar el ambiente.
Los expertos de Sto ofrecen algunas ideas para conseguirlo:
- Desenchufar los aparatos eléctricos. Además de ser una fuente de calor innecesaria, cuando no están en funcionamiento también consumen energía. Por ello, es importante que, el en momento en el que dejen de utilizarse, se desconecten de la corriente eléctrica.
- Bajar las persianas y cerrar las ventanas durante las horas centrales del día, para evitar la entrada de aire caliente y el ascenso de temperaturas en el hogar.
- Ventilar a primera hora de la mañana (sobre las 7 y las 8 de la mañana). La forma ideal de hacerlo es a través de la técnica de aire cruzado, creando corrientes de aire mediante la apertura de ventanas que estén enfrentadas.
- Cerrar las puertas de las habitaciones para aislar el calor y abrirlas por la noche, cuando las temperaturas bajen.
- Sustituir alfombras, mantas, colchas o fundas por tejidos más ligeros (algodón, lino, seda…) y colores más alegres.
- Apostar por las plantas. Son un regulador natural de temperatura, además de un humidificador biológico, refrescando el ambiente.
- Refrescar el suelo. Si se cuenta con suelos cerámicos, se recomienda fregarlos por la mañana. Esto ayudará a bajar la temperatura.