La tasa de inflación anual en la zona del euro se incrementó en una décima en el mes de abril con respecto al de marzo, hasta el 7,0%, impulsada sobre todo por las subidas de precios de los alimentos, según la estimación preliminar difundida este martes por la oficina de estadística comunitaria Eurostat.
Sin embargo, se redujo en una décima, hasta el 5,6%, la inflación subyacente, que excluye el efecto de los precios de la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco por ser los más volátiles, y es el indicador de referencia para el Banco Central Europeo (BCE) a la hora de fijar su política de tipos de interés.
En España, la tasa de inflación armonizada aumentó en siete décimas en abril, hasta el 3,8%, con lo que se sitúa como el tercer país de la eurozona con la menor subida de precios en abril, al mismo nivel que Chipre (también 3,8%) y solo por detrás de Luxemburgo (2,7%) y Bélgica (3,3%).
La evolución de la inflación en la eurozona se torna así ligeramente a la alza tras cinco meses de descensos desde que en noviembre de 2022 alcanzó un 10,1% gracias a la bajada de los precios de la energía.
Entre los componentes de la inflación, el mayor impacto en la subida del indicador en abril lo ejercieron los precios de los alimentos, alcohol y tabaco, pese a que en abril moderaron su incremento al 13,6%, en comparación con el 15,5% registrado en marzo.
También subieron en menor medida los precios de los bienes industriales no energéticos (un 6,2% en abril frente al 6,6% en marzo), mientras que los precios de la energía volvieron a repuntar un 2,5%, en comparación con el descenso del 0,9% del mes anterior; y los de los servicios aumentaron también en una décima, hasta el 5,2%.
Entre los veinte socios de la eurozona, las tasas de inflación más altas en abril se registraron en Letonia (15%), Eslovaquia (14,0%), Lituania (13,3%) y Estonia (13,2%), mientras que entre las grandes economías del euro, la inflación descendió en Alemania dos décimas, hasta el 7,6%, pero aumentó en Francia (dos décimas, al 6,9%), Italia (siete décimas, al 8,8%); y Países Bajos (1,4 puntos más, hasta el 5,9%).
Los datos llegan dos días antes de que el consejo de Gobierno del BCE celebre su próxima reunión de política monetaria, en la que podría volver a subir los tipos puesto que Fráncfort mantiene el objetivo de llevar la tasa a su meta del 2% y considera que las subidas aplicadas en los últimos meses están empezando a dar sus frutos.
En su última reunión, el BCE aumentó los tipos en otros 50 puntos básicos, hasta el 3,5%, pese a que las turbulencias sufridas en marzo por bancos como el SVB y otras entidades en Estados Unidos, o el Crédit Suisse en Suiza, pusiesen en cuestión el efecto que están teniendo sobre las entidades financieras las subidas de tipos aplicadas por los bancos centrales de todo el mundo.