El astillero público Navantia en Cartagena ha terminado de reparar el cazaminas Turia, varado durante en agosto de 2019 la búsqueda en aguas de La Manga del Mar Menor de los restos mortales del piloto de la Patrulla Águila de la Academia General del Aire de San Javier.
Botado en 1999 y construido cuando Navantia se llamaba Izar, sufrió una vía de agua de unos 10 metros de longitud que afectó fundamentalmente a la sentina al varar en un lecho rocoso cuando buscaba el cadáver y el fuselaje del avión que se estrelló en el mar cuando hacía un vuelo de instrucción.
Los trabajos comenzaron el 1 de diciembre de 2020, cuando se desmontó la práctica totalidad de los circuitos de tuberías, el sistema eléctrico y los electrónicos y equipos de la parte inferior del buque, cuyos bajos se inundaron.
Tras ser sometido a un profundo trabajo de reparación del casco "no conocido con anterioridad en la industria civil ni militar", informa la empresa pública, dispone ya del sistema de propulsión, los equipos dañados repuestos y un elevado grado de armamento a bordo.
Se ha completado la mayor parte de los trabajos de tratamiento superficial de la estructura, renovado la habilitación y el equipamiento de cocina, al tiempo que la Armada ha incluido "notables" mejoras en equipamiento y los sistemas electrónicos, con nuevos sondador, sistema de giroscópicas y radar, y un modernizado control de la plataforma, la planta de aire acondicionado y la de osmosis.
Con la puesta a flote se darán por finalizados los principales montajes a bordo, así como las pruebas de estanqueidad del casco necesarias para la siguiente fase en la mar, prevista para el primer semestre de 2025, tras lo que será entregado a la Armada.