El presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde; el director general de la Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, José Miguel Herrero; y el presidente de la Organización Interprofesional Láctea (InLac), Ignacio Elola, han presentado este mediodía la publicación ‘El sector lácteo en España’ en la sede del Ministerio de Agricultura en Madrid, junto a los dos coordinadores de la obra, Edelmiro López, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela; y Manuel Lainez, consultor especializado en innovación agroalimentaria.
El libro, editado en colaboración con InLac, analiza en profundidad la evolución experimentada por el conjunto del sector desde el año 2016, cuando desaparece el sistema de cuotas lácteas y se inicia una progresiva liberalización de la producción, encontrándose en la actualidad la oferta española de leche y sus derivados en una coyuntura favorable de precios al alza. Para ello, ha contado con la participación de 40 especialistas en la materia, procedentes del ámbito académico e investigador, de las Administraciones Públicas, así como de empresas y organizaciones vinculadas al sector lácteo.
España se posiciona como una potencia europea por la dimensión y eficiencia de su estructura, con más de 20.600 ganaderos dedicados a la producción de la leche. De ellos, 12.500 profesionales lo hacen en la producción láctea procedente de la vaca (61%), 4.800 de cabra (23%) y 3.300 de oveja (16%); hay más de 1.500 centros autorizados para su recogida y transformación, que generan más de 30.000 empleos, el 8,5% del total del conjunto del sector agroalimentario, y un volumen de negocio superior a los 9.500 millones de euros.
Destaca también el peso específico del sector desde el punto de vista económico, con una facturación anual de 13.000 millones de euros en el conjunto de los eslabones de la cadena (producción, transformación y comercialización), así como del empleo, al aportar más de 60.000 puestos de trabajo directos, y de su apuesta por la innovación y la excelencia, configurándose como una industria fundamental por su contribución al desarrollo rural, la fijación de la población al territorio, la soberanía alimentaria, la salud pública y el medioambiente.