Es difícil imaginar nuestro modo de vida sin los dispositivos electrónicos y los equipos eléctricos, lavadoras, aspiradoras, teléfonos inteligentes y ordenadores hacen nuestras vidas más fáciles. Sin embargo, los residuos que generan se han convertido en un obstáculo para los esfuerzos de la UE por reducir su huella ecológica.
Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) abarcan muchos productos diferentes que se desechan cuando dejan de usarse.
Los grandes electrodomésticos, como las lavadoras y las estufas eléctricas, son los que más se recogen, y representan más de la mitad de todos los RAEE recogidos. Les siguen los equipos informáticos y de telecomunicaciones (ordenadores portátiles, impresoras), los equipos de consumo y paneles fotovoltaicos (videocámaras, lámparas fluorescentes), y los pequeños electrodomésticos (aspiradoras, tostadoras). El resto de categorías, como las herramientas eléctricas y los dispositivos médicos, representan, combinadas, solo el 7,2% de los RAEE recogidos.
Las prácticas de reciclado varían de un Estado miembro a otro: en 2017, el país con mayor tasa de reciclaje fue Croacia, dónde se recicló el 81,3% de todos los RAEE, en contraste con Malta, el país con la tasa más baja (20,8%). España se sitúo en un término medio, con un 41% de tasa de reciclaje. En 2020, se recogieron 10,3 kg de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos por habitante en la UE.
Los aparatos eléctricos y electrónicos desechados contienen materiales potencialmente perniciosos que contaminan el medio ambiente y ponen en mayor riesgo a las personas involucradas en el reciclado de RAEE. Para hacer frente a este problema, la UE aprobó reglas dirigidas a evitar el uso de determinadas sustancias químicas, como el plomo.
Muchos minerales raros necesarios para la tecnología moderna proceden de países que no respetan los derechos humanos. Para no apoyar involuntariamente los conflictos armados y las violaciones de los derechos humanos, los diputados al Parlamento Europeo dio luz verde a las normas que exigen a los importadores europeos de minerales de tierras raras que comprueben los antecedentes de sus proveedores.
¿Qué está haciendo la UE para reducir los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos?
En marzo de 2020, la Comisión Europea presentó un nuevo Plan de Acción para la Economía Circular que establece como una de sus prioridades clave la reducción de este tipo de residuos. La propuesta expone específicamente objetivos inmediatos como el “derecho a la reparación” y la mejora de la reutilizabilidad en general, la introducción de un cargador común para todos los dispositivos (USB tipo C) y el establecimiento de un sistema de recompensa para fomentar el reciclaje de productos electrónicos.
El pasado mes de marzo, la Comisión presentó una nueva propuesta para fomentar la reparación de bienes. Dentro de la garantía legal, obligaría a los vendedores a arreglar los productos a menos que sea más barato sustituirlos. Más allá de la garantía, proporcionaría derechos para facilitar y abaratar las reparaciones.
Por otro lado, en febrero de 2021, el Parlamento votó el plan de acción sobre economía circular y demandó medidas adicionales para avanzar hacia una economía neutra en carbono, sostenible, libre de tóxicos y completamente circular en 2050. Estas deben incluir leyes más estrictas sobre reciclaje y objetivos vinculantes para 2030 de reducción de la huella ecológica por el uso y consumo de materiales.
En el ámbito de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, los eurodiputados reclamaron que la UE promueva alargar el funcionamiento del producto mediante la reutilización y la capacidad de reparación.