CROEM ha presentado este viernes su Boletín de Coyuntura Económica referente al cuarto trimestre de 2022. En este documento, elaborado por su Área de Economía, figura un análisis del contexto económico regional, nacional e internacional, un balance de la dinámica sectorial, la evolución del mercado de trabajo y un seguimiento de los Fondos Next Generation, entre otros datos de interés.
Durante el cuarto trimestre de 2022 la economía regional mantuvo una tasa de crecimiento todavía consistente, en torno al 4,5%, apenas inferior a la nacional y a la registrada en los trimestres inmediatamente anteriores. De este modo, en el conjunto del año, es muy posible que el Producto Interior Bruto de la Región de Murcia se expandiera a tasas cercanas, aunque ligeramente inferiores al 5%, lo que implicaría un comportamiento ligeramente menos favorable que su correlativo nacional.
De este modo, la Región de Murcia habría mostrado una resiliencia más sólida de lo inicialmente esperado al shock externo que supuso la invasión rusa de Ucrania, con las repercusiones que ello tuvo sobre las cadenas de suministro globales y los precios de las materias primas. Ahora bien, el impacto ha sido desigual en los distintos sectores productivos.
En el lado positivo, destaca la construcción, impulsada por los niveles de obra pública más altos del último decenio debido a las licitaciones del Estado asociadas a la Alta Velocidad y el Mar Menor. La actividad residencial también prosiguió su expansión en 2022, aunque con síntomas de agotamiento en la compraventa de viviendas durante el tramo final del año. Finalmente, Servicios alcanzó un crecimiento de dos dígitos debido a la progresiva recuperación del turismo a medida que se han eliminado las restricciones de movilidad impuestas durante la pandemia, pero aun así sus registros quedan rezagados respecto al resto de autonomías.
En el lado negativo, las producciones agrícolas registraron un retroceso de cierta magnitud en buena parte de las variedades en las que la Región tiene una especialización productiva. Asimismo, Industria se mantiene todavía en tasas positivas, aunque notablemente desaceleradas respecto a la anualidad anterior, donde madera, bebidas y calzado supusieron la cara, y las industrias químicas y del metal la cruz.
A ello se añade una cada vez mayor moderación en el ritmo de mejora laboral -advertida por otra parte en Boletines anteriores- y un empeoramiento de los niveles de déficit público autonómico y de la deuda comercial, así como una excesiva dilatación de los plazos de pago que requerirían un plan de actuación inmediata. Los riesgos, además, se mantienen al alza, dada la persistencia de las presiones inflacionistas -que conlleva una importante pérdida de poder adquisitivo para los hogares-, la debilidad del consumo, y el encarecimiento de los costes de financiación. Se conforma, por tanto, un contexto adverso que podría llevar a una notable desaceleración de la actividad económica durante 2023.