“Si el ataque del Gobierno central al Trasvase Tajo-Segura sigue así, el futuro agrícola del Levante no existe. Un sector que siempre ha sido la despensa de Europa y que en los momentos más duros de la pandemia ha reforzado incluso su compromiso con la sociedad”. Así de rotundo se expresa Lucas Jiménez, presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS), ante los recortes establecidos por el Gobierno central al Trasvase.
Y para hacer llegar este mensaje a los responsables de esas decisiones se ha instalado una lona gigante en Madrid. “En la próxima pandemia comeremos tierra” es el lema de este cartel de 300 m2 ubicado en la Puerta del Sol y que además incorpora un QR de acceso a la web http://comeremostierra.com/, que ofrece más información sobre esta situación. “Los recortes del Gobierno central a esta infraestructura clave para 80.000 regantes del Levante español ponen en peligro el futuro del suministro alimentario que la zona produce desde hace décadas”, adelanta el presidente del SCRATS.
“Están acabando con el trabajo de unos profesionales de Murcia, Almería y Alicante, que durante la crisis sanitaria, aun poniendo en riesgo su propia seguridad, ha estado al pie del cañón para garantizar las necesidades alimentarias de la población. Han sido los auténticos héroes de la pandemia”, destaca Jiménez.
INFRAESTRUCTURA CLAVE
Y es que el Trasvase Tajo-Segura es una infraestructura clave para los 80.000 regantes de Almería, Murcia y Alicante. Sin ella, perderían la seguridad de sacar adelante sus cultivos, que en la zona regada por el Trasvase emplean a cerca de 107.000 personas y aportan al PIB nacional de 3.013 millones de euros.
Sin embargo, los planes del Ministerio para el Trasvase pasan por la reducción de sus envíos mensuales y el aumento de sus caudales ecológicos, medidas que no tienen los criterios técnicos válidos que avalen su conveniencia. “Además, así no se van a solucionar los problemas medioambientales del Tajo porque lo que se necesita es una mejor depuración de sus masas de agua”, informa Jiménez, que señala que el agua desalada no es la solución por su poca calidad y por su alto coste energético de producción, al que se suma la contaminación medioambiental que conlleva.
En definitiva, el SCRATS denuncia que ha quedado demostrado que esta planificación adoptada por el Ministerio de Transición Ecológica está “únicamente está apoyada en decisiones políticas que nada tienen que ver con la realidad del río Tajo y del Levante, y que choca con informes técnicos solventes”, critican.