A medida que la automatización y la robótica se vuelven ubicuas en el entorno laboral, surge una interrogante crítica: ¿Cómo se adaptarán los sindicatos a este nuevo escenario laboral en constante evolución?
La proliferación de robots y sistemas de Inteligencia Artificial (IA) plantea desafíos innegables a la naturaleza del trabajo: algunos empleos tradicionales se verán amenazados, mientras que otros se reconfigurarán con cambios que modificarán totalmente la industria tal y como la conocemos y redefinirán el propio concepto de “trabajo”.
Esta transformación suscita retos significativos para los sindicatos, cuya función principal es representar y defender los intereses de los trabajadores en su relación con los empleadores y el gobierno, pues el trabajo no va a estar desarrollado totalmente por trabajadores. Por lo tanto, es imperativo reconsiderar la función de los sindicatos y
su rol en una sociedad y un mercado laboral inmersos en la Cuarta Revolución Industrial.
En un contexto laboral en el que gran parte del trabajo que actualmente conocemos va a estar desarrollado por la IA es necesario replantearse cómo y en base a qué criterios se van a proteger los derechos de los trabajadores, qué se entiende por igualdad y justicia laboral en este contexto, cómo se van a llevar a cabo las negociaciones colectivas en nombre de los trabajadores o de qué forma se van a proteger los derechos laborales de los trabajadores cuando muchos de ellos no sean personas.
¿El Gobierno otorgará a los sindicatos un nuevo rol en la promoción de la sostenibilidad para aplicar las nuevas directrices ESG (Ambiental, Social y Gobernanza), o será simplemente el declive de estas organizaciones debido a la evolución natural de las sociedades avanzadas?
Por otra parte, al extenderse el uso de Blockchain en el mundo empresarial quedará garantizada la integridad de los datos y la imposibilidad de su manipulación. Por lo tanto, el empleador tendrá que definir las condiciones de la relación laboral (descripción del puesto, duración de la jornada, salario) de forma transparente, y el uso de contratos inteligentes garantizará que se cumplen automáticamente los compromisos alcanzados. Por lo tanto, las posibilidades de abuso del trabajador o de discriminación en el mundo laboral se verán reducidas y, en cualquier caso, serán más susceptibles de ser identificadas y corregidas de manera efectiva.
En un mundo automatizado surge también la cuestión fundamental de cómo se va a llevar a cabo la representación sindical si una parte significativa de la fuerza laboral está compuesta por robots. ¿Qué derechos laborales tienen los robots? ¿Cómo votarán los robots en asuntos laborales? Este desafío también obliga a replantear el papel de los sindicatos y su adaptación a esta nueva realidad.
Por último, hay una cuestión adicional que merece atención: el destino de los trabajadores sindicales liberados de sus empresas de origen. Tradicionalmente, estos empleados han cumplido un papel crucial en la representación de los trabajadores y la negociación de acuerdos laborales. Sin embargo, con la rápida automatización de sectores (algo que ya ha sucedido en el sector del automóvil, por ejemplo) se plantea un interrogante de gran relevancia: ¿qué sucederá con estos trabajadores sindicales liberados, especialmente cuando sus compañeros de trabajo sean sustituidos por robots?
En definitiva, la Cuarta Revolución Industrial plantea riesgos significativos para los sindicatos, pero también ofrece oportunidades para su evolución y adaptación. La combinación de la Ley Orgánica de Igualdad y las nuevas directrices de sostenibilidad ESG podría requerir que los sindicatos amplíen su alcance y se conviertan en defensores de una fuerza laboral justa, igualitaria y sostenible, incluso en un mundo respaldado por Blockchain y tecnologías emergentes. El futuro de los sindicatos dependerá en última instancia de su capacidad para abrazar la innovación y desempeñar un papel relevante en la Cuarta Revolución Industrial.