Las importaciones y exportaciones de China cayeron más de lo esperado en julio, implicando una seria amenaza a las perspectivas de recuperación del gigante asiático y aumentando la presión sobre las autoridades locales para implementar nuevos estímulos que estabilicen el crecimiento.
Estos inquietantes datos refuerzan las expectativas de que la actividad económica podría desacelerarse aún más en el tercer trimestre, con la construcción, la manufactura, los servicios, la inversión extranjera directa y las ganancias industriales registrando más debilitamiento.
Según datos de aduanas publicados el martes, las importaciones cayeron un 12,4% en julio en comparación con el año anterior, amplificando la caída del 6,8% de junio. Mientras tanto, las exportaciones se contrajeron un 14,5%, superando la caída del 12,4% del mes anterior.
El ritmo de la caída de las exportaciones fue el más rápido desde el inicio de la pandemia de principios de 2020, y la caída en las importaciones fue la más grande desde enero de este año, indicando que tanto la demanda del mercado interno chino como del mercado mundial están a todas luces en recesión.
Así mismo, teniendo en cuenta lo que está sucediendo en el mercado inmobiliario chino y que las perspectivas a corto plazo para el gasto del consumidor en las economías desarrolladas siguen siendo pesimistas ante el riesgo de recesión, no parece que el comercio vaya a remontar a nivel mundial y esto supondrá un gran desafío para China.
En este contexto, el yuan alcanzó un mínimo de tres semanas, y las acciones asiáticas, así como el dólar australiano y neozelandés, que se consideran indicadores de crecimiento chino, se debilitaron después de la publicación de estos datos.
En el segundo trimestre, la economía de China creció a un ritmo lento, lo que llevó a los líderes del país a prometer un mayor apoyo político y a que los analistas redujeran sus pronósticos de crecimiento para el año.
El valor de las exportaciones de China disminuyó un 5% interanual en la primera mitad del año, a pesar de que el volumen total de carga aumentó un 10% anual en el segundo trimestre y un 8% en el primero.
Pese a estos datos, lo cierto es que los envíos de petróleo crudo a China aumentaron un 17% en julio en comparación con el mismo período del año pasado, mientras que las importaciones de soja en julio aumentaron un 23,5%.
Las exportaciones a Estados Unidos, el principal destino de los productos chinos, cayeron un 23,1% interanual, mientras que los envíos a la Unión Europea disminuyeron un 20,6%, mostrando un gran deterioro comercial.
Por otro lado, las exportaciones surcoreanas a China, un buen indicador de la demanda china, cayeron un 25,1% en julio respecto al año anterior, la mayor caída en tres meses.
En este difícil entorno, Pekín busca formas de impulsar el consumo interno sin flexibilizar demasiado la política monetaria, por temor a que esto provoque grandes salidas de capitales y se esperan nuevos estímulos que complementen medidas ya aprobadas para incentivar la compra de vehículos.