La RSC mejora la imagen de marca, aporta un valor diferencial, ayuda a dar forma a un modelo de negocio sostenible, incrementa la credibilidad, fideliza clientes, aporta solidez y hasta contribuye a reducir los costes de producción. Hasta ahí estamos de acuerdo, pero “lo primero es hacer el bien, es decir, ser una organización socialmente responsable, para luego contarlo”.
Ese es el razonamiento de Carlos Aledo, responsable de marketing y comunicación de Prosur, empresa murciana presente en 36 países especializada en el desarrollo de soluciones naturales para mejorar la calidad y las propiedades de los alimentos. Una compañía que, además, es patrocinadora de la Cátedra de RSC de la Universidad de Murcia.
Fundada en 1965 como mezclador de especias y preparados para la industria alimentaria, Prosur ha ido evolucionando hacia un modelo productivo basado en la innovación. En ese sentido, desarrolla investigaciones sobre componentes de los extractos de frutas, plantas y especias.
Desde su departamento, Aledo combina marketing y RSC para buscar la satisfacción de sus más de 70 trabajadores, ser garantía de calidad y seguridad alimentaria, un referente en I+D y apostar por la eficiencia energética.
“Es un error ver la RSC solo como una herramienta de marketing, con la única intención de dar buena imagen”, explica. “La comunicación de la RSC debe ser una consecuencia de aplicar la RSC. En caso contrario, corremos el riesgo de perder de vista el objetivo principal: abordar los problemas de fondo, reducir los impactos negativos y mejorar la relación con los grupos de interés”, argumenta.
Además de Prosur, en su carrera ha trabajado para la agencia de publicidad Artsolut, el estudio de fotografía de Joaquín Clares, la firma de moda Abarca Shoes o Gispert.
¿Qué es para usted la RSC?
Desarrollar la actividad empresarial teniendo en cuenta a los principales grupos de interés. Tratando siempre de encontrar un punto de equilibrio y consenso entre los intereses de cada grupo, en el cual todas las partes estén satisfechas, tomando medidas para minimizar los posibles impactos negativos de nuestra actividad y, a la vez, potenciando los impactos positivos.
¿Por qué eligió cursar el Máster de RSC que se imparte en la Universidad de Murcia?
En Prosur llevamos tiempo haciendo RSC, pero no de forma consciente. Queríamos empezar a gestionar la RSC de una manera más estructurada, medible y controlable. El Máster en RSC de la Universidad de Murcia nos pareció una excelente oportunidad de adquirir la formación y los conocimientos necesarios para gestionar la RSC en nuestra empresa. Tanto la estructura del máster, como los profesionales que se han formado en él, son una garantía.
¿Cuál es la gran enseñanza que se lleva del Máster en RSC?
La complejidad de la RSC. Como en cualquier disciplina en la que se quiera profundizar, según vas conociendo más sobre el tema te das cuenta de la cantidad de variables y elementos que entran en juego.
También la variedad de herramientas de análisis y gestión y los diversos enfoques que se le puede dar a la RSC. En este sentido las charlas que han dado los responsables de RSC de empresas de diversos sectores ponen la nota práctica a esta diversidad.
Por último, destacaría el trato con los profesores y compañeros del máster. No solo te llevas contigo el conocimiento adquirido, sino la experiencia enriquecedora de conocer a personas de diversos ámbitos y con distintos puntos de vista. Amplías tu círculo social y creas una nueva red de contactos con un interés afín.
Si pudiera regresar en el tiempo, con la experiencia, conocimientos y contactos que ha acumulado, ¿volvería a cursar la misma formación?
Sí, porque cada vez va a tener más peso y relevancia la RSC en las empresas e instituciones. Y creo que es útil tener una formación específica en este tema.
¿Cuáles son a su juicio las principales ventajas y beneficios para las empresas de apostar por la RSC?
Que repercute positivamente en su imagen, su credibilidad y la sostenibilidad de la empresa a largo plazo.
En su opinión, ¿cuáles son los principales errores que se están cometiendo en torno a la RSC? ¿Y cómo pueden subsanarse?
El principal error es verla solo como una herramienta de marketing y comunicación, con la única intención de dar buena imagen. Como he comentado antes, sin duda uno de los beneficios de apostar por la RSC es que mejora la imagen de la empresa, pero esto debe ser una consecuencia de aplicar la RSC. Es decir, la comunicación de la RSC no es un fin en sí mismo, o al menos no debe ser el único fin.
Porque si abordamos la RSC solo con el objetivo de dar buena imagen corremos el riesgo de perder de vista el que debe ser el objetivo principal: abordar los problemas de fondo, reducir los impactos negativos y mejorar la relación con los grupos de interés. Centrémonos en eso y la mejora de la imagen vendrá después por sí sola y de forma mucho más sólida y duradera.
Aún se escucha en muchos foros que algunas organizaciones apuestan por la RSC por cosmética, por lavado de imagen. ¿Qué opina de esto?
Es una realidad en algunas organizaciones, pero es un enfoque equivocado. Si se quiere aplicar bien la RSC, con honestidad y sinceridad, la empresa debe estar dispuesta a encarar los problemas realmente importantes. Si la empresa solo toma medidas superficiales, hace alguna buena acción para compensar sus impactos negativos o una campaña de comunicación para intentar contrarrestar su mala reputación por un problema mayor de fondo, lo único que está haciendo es esconder la suciedad debajo de la alfombra. Una mala estrategia que con frecuencia tiene un efecto ‘boomerang’ y consigue todo lo contrario de lo que se pretende.
¿El coronavirus acelerará la implantación de la responsabilidad social en las organizaciones?
No creo que afecte a todos los aspectos de la RSC, pero sí que puede acelerar y mejorar la implantación de medidas de seguridad, protección e higiene de los trabajadores. También creo que acelerará la digitalización, automatización y robotización.
Otro aspecto de la RSC que puede mejorar, aunque sea indirectamente, es el medio ambiente. El coronavirus ha obligado a muchas empresas a implantar el teletrabajo como única alternativa para seguir con la actividad. Esto ha tenido un efecto inmediato: la eliminación de los desplazamientos con la consiguiente reducción de las emisiones de CO2.
La “nueva normalidad” sostenida en el tiempo puede provocar un cambio definitivo en la forma de trabajar y que la tendencia hacia el teletrabajo siga creciendo hasta convertirse en la norma en amplios sectores de la economía. Sería sin duda una buena noticia para el medio ambiente, no tanto para la interacción social.
Veo también una contrapartida negativa del COVID-19 en el medioambiente: los materiales de protección de un solo uso. Cuando estábamos empezando a concienciarnos sobre la necesidad de reducir el consumo de materiales desechables y plásticos, llega esta pandemia y nos obliga a usar masivamente materiales de protección (mascarillas, guantes, batas…) no biodegradables y nocivos para el medioambiente. Este es un tema que habrá que afrontar.
En este sentido, gobiernos y empresas deben estudiar alternativas que no tengan un impacto tan negativo, como materiales de protección reutilizables y duraderos, o invirtiendo en I+D para la investigación de nuevos materiales biodegradables para la fabricación de estos sistemas de protección.
Por último, la lucha contra este virus nos ha enseñado que, al igual que el cambio climático, requiere del esfuerzo, compromiso y concienciación de todos. Y por ello creo que es importante tener una mentalidad más colaboracionista y empática, no tan individualista, al menos en las cuestiones esenciales y que nos afectan a todos en mayor o menor medida. Esto para mí forma parte de la responsabilidad social.
Sé que suena bastante utópico, pero sería deseable que los países colaborasen a nivel global en temas vitales para la humanidad y la sostenibilidad del planeta. Financiación conjunta de proyectos entre varios países, como ya se hace con la exploración espacial. Esto mismo aplicado a la investigación de vacunas, enfermedades y lucha contra el cambio climático, el hambre o la escasez de recursos.
Sobre la Agenda 2030 de Naciones Unidas y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, ¿hasta qué punto la empresa es clave para construir un mundo mejor con esta hoja de ruta?
Los ODS requieren del compromiso global del mayor número de países posibles, sobre todo en lo que se refiere al cambio climático y la sostenibilidad del planeta. Es necesaria la concienciación y el esfuerzo de todos: gobiernos, empresas y ciudadanos.
El compromiso de las empresas es esencial, pero si queremos que cada vez más compañías sean conscientes de la importancia de tomarse en serio los ODS es importante también que los gobiernos legislen para incentivar, promover y estimular a las empresas para que actúen en esa dirección. Y también penalizar duramente a las que vayan en dirección contraria, sobre todo en lo que se refiere al respeto a los derechos humanos, los trabajadores y el medio ambiente.
Los ciudadanos también jugamos un papel primordial, ya que con nuestras actitudes, votos, decisiones y hábitos de consumo podemos presionar a empresas y gobiernos para ir en la dirección que requiere la Agenda 2030.
Prosur se une como empresa a la Cátedra de RSC en 2019, y anteriormente ya tenía vinculación con la Universidad de Murcia a través de la Cátedra de Biotecnología. ¿Cómo beneficia al sector privado apoyarse en una institución como la UMU?
Permite a las empresas tener un contacto directo con el conocimiento y captar talento. La estrecha colaboración entre universidades y empresas es otra de las claves para el impulso de la I+D, un aspecto fundamental para el progreso de un país.
La I+D y la captación de talento son dos de las claves del éxito de Prosur. La colaboración con las universidades y centros de investigación nos permite desarrollar proyectos de investigación conjuntamente, creando una sinergia y retroalimentación muy positiva para todos: universidad, empresa y nuevos titulados.
¿Cuáles son los principales ejes estratégicos de RSC de Prosur?
La I+D, la garantía de calidad y seguridad alimentaria, la satisfacción del trabajador y la eficiencia energética.
¿Cómo fomentan en Prosur la comunicación y diálogos con los grupos de interés? ¿Y cuáles son las principales buenas prácticas que destacaría?
A través de nuestra web, redes sociales, e-mails, newsletters, eventos, vídeos, ferias, visitas a empresas... Utilizamos todos los medios y herramientas a nuestro alcance para tener una comunicación fluida con nuestros grupos de interés.
Con nuestros comerciales y distribuidores organizamos seminarios técnicos y ‘workshops’ en nuestra aula de formación y planta piloto. Estos eventos nos permiten aprender e intercambiar mejores prácticas a la hora de vender y aplicar nuestros productos. Para nuestros clientes realizamos vídeos demostrativos de la aplicación de nuestras soluciones a distintos productos.
En cuanto a las buenas prácticas, destacaría todo lo que afecta a la satisfacción del trabajador: buen ambiente de trabajo, formación, medidas de seguridad laboral, flexibilidad y planes de crecimiento profesional.
Prosur tiene un Plan de Igualdad de oportunidades con el fin de mejorar la salud laboral de la plantilla. Facilitamos la conciliación de la vida familiar y laboral con nuestra jornada continua de 7h a 3h, con una hora menos en horario de verano. Las trabajadoras que solicitan reducción de jornada por maternidad reciben el sueldo íntegro.
Organizamos actividades periódicas con todos los empleados como comidas en nuestra zona de descanso al aire libre o la ruta en ‘kayak’ que hicimos el verano pasado. Aunque este año por el COVID no hemos podido realizar ninguna de estas actividades de convivencia.
Por último, destacaría el cálculo de la Huella de Carbono y reducción de emisiones. Conscientes de que actualmente el cambio climático es una de las preocupaciones más importantes a nivel global, Prosur lleva calculando y reduciendo en términos relativos sus emisiones de CO2 o Huella de Carbono desde 2012.
¿Cuáles son las claves de la comunicación en RSC para que sea eficaz y llegue a la sociedad?
Que sea honesta, fiel a la realidad y sin excesos. Acorde con la relevancia de las medidas y acciones en RSC. Hay una fina línea entre comunicar nuestros logros y el autobombo. Los mejores comunicadores de nuestra RSC son los grupos de interés. Si ellos están contentos, serán los mejores evangelizadores de nuestra empresa y hablarán bien por nosotros.
Por último, recomiéndanos una frase, un libro y una persona que sea referente que te haya influido en tu desarrollo personal o profesional.
Como frase: “La riqueza material se puede cuantificar, pero la riqueza que aporta el conocimiento y la cultura es incalculable”.
De los más recientes me ha parecido muy interesante The war on normal people, de Andrew Yang. Otras lecturas que han influido en mi interés por la RSC son La Corporación, de Joel Bakan, y Esto lo cambia todo, de Naomi Klein. Por último, recomendaría casi cualquier libro de Jeremy Rifkin.