Un total de 218 titulados menores de 30 años adquieren desde 2017 experiencia profesional relacionada con su formación gracias a las ayudas de entre 1.500 y 5.100 euros que la Comunidad ofrece a las empresas que realicen un contrato remunerado en prácticas a uno de estos jóvenes. Para su financiación, el Gobierno regional destinó 482.000 euros.
Con esta subvención el Servicio Regional de Empleo y Formación (SEF), pretende mejorar el posicionamiento en el mercado laboral de los menores de 30 años que cuentan con una titulación pero no experiencia profesional en la especialidad para la que se han formado.
En este sentido, el director general del SEF, Alejandro Zamora, destacó que “con esta iniciativa tratamos de ayudar a que los jóvenes salgan del bucle de no encontrar trabajo por no tener experiencia y no tener experiencia por no encontrar trabajo, para lo que queremos contar con la colaboración de las empresas”.
De esta manera, las empresas que se decanten por esta modalidad de contratación pueden optar a esta ayuda siempre que el joven que desee emplear tenga una titulación universitaria, un título de FP o un título oficialmente reconocido como equivalente (un certificado de profesionalidad, por ejemplo), que le habilite para desempeñar la labor profesional para la que es contratado.
Otro requisito para poder acceder a esta subvención es que el puesto de trabajo para el que se le emplea debe estar asociado a la titulación que acredite la persona contratada, de manera que el desarrollo de su trabajo le permita la obtención de la práctica profesional adecuada a su nivel de estudios o de formación.
La mayor o menor cuantía de la ayuda depende de la duración del contrato, que debe ser superior a los seis meses e inferior a los dos años. Así pues, si el joven titulado es contratado por un periodo de entre seis y 12 meses, el empresario recibirá 1.500 euros. En cambio, si lo formaliza por dos años, obtendrá la cuantía máxima, 5.100 euros.
La diferencia de este contrato de formación con el contrato en prácticas es que el trabajo en este último sirve para completar una titulación, es decir, que el joven contratado carece aún de un título. La intención de este contrato es que pueda acabarlo mientras trabaja. De hecho, debe estar asociado a una actividad formativa.