El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ya ha dado luz verde para que en octubre comience la investigación del proyecto de un euro digital. Sería una forma electrónica de dinero emitido por el Eurosistema (el BCE y los bancos centrales nacionales) que todos los ciudadanos y empresas podrían utilizar —como los billetes, pero en formato digital—.
Un euro digital no sustituiría al efectivo, sino que lo complementaría. El Eurosistema seguirá asegurando el acceso a los billetes y monedas en euros en toda la zona del euro.
El euro digital sería una opción más para realizar y facilitar los pagos, contribuyendo a la accesibilidad y a la inclusión financiera y combinaría la eficiencia de un instrumento de pago digital con la seguridad del dinero de banco central. Asimismo, ayudaría a hacer frente a situaciones en las que el público prefiera dejar de pagar en efectivo y evitaría la dependencia de medios de pago digitales emitidos y controlados desde fuera de la zona del euro, lo que podría comprometer la estabilidad financiera y la soberanía monetaria.
La protección de la privacidad también sería fundamental para que el euro digital pueda contribuir a mantener la confianza en los medios de pago en la era digital. El BCE aclara que el euro digital no será una criptomoneda. Los criptoactivos no son dinero de banco central. Se diferencian de este en que sus precios son volátiles porque no tienen valor intrínseco ni están respaldados por ninguna institución fiable. Los ciudadanos podrían confiar en un euro digital tanto como en el efectivo, ya que ambos cuentan con el respaldo de un banco central.
La fase de investigación que comenzará en octubre tendrá una duración de 24 meses y su objetivo será abordar aspectos clave relativos al diseño y la distribución. Un euro digital debe ser capaz de atender las necesidades de los europeos, contribuyendo al mismo tiempo a impedir actividades ilícitas y evitar cualquier impacto no deseado en la estabilidad financiera y la política monetaria.
Durante la fase de investigación del proyecto, el Eurosistema se centrará en un posible diseño funcional que se base en las necesidades de los usuarios y que incluirá la participación de grupos específicos, el desarrollo de prototipos y trabajo conceptual. En esta fase se examinarán las necesidades de usuario que un euro digital debería atender de forma prioritaria para cumplir sus objetivos: una forma de dinero de banco central digital sin riesgo, accesible y eficiente.
El proyecto también arrojará luz sobre las modificaciones del marco legislativo de la UE que pudieran ser necesarias y que se analizarán con los colegisladores europeos, quienes decidirán al respecto.
Por último, en la fase de investigación se evaluará el posible impacto de un euro digital en el mercado, y se identificarán las opciones de diseño que permitan garantizar la privacidad y eviten riesgos a los ciudadanos, a los intermediarios y al conjunto de la economía de la zona del euro.
La fase de investigación se beneficiará del trabajo experimental desarrollado por el BCE y los bancos centrales nacionales de la zona del euro en los últimos nueve meses, en el que han participado expertos del mundo académico y del sector privado. En este sentido se han realizado pruebas en los cuatro ámbitos siguientes: el registro del euro digital; la privacidad y la prevención del blanqueo de capitales; los límites a la circulación de un euro digital; el acceso de los usuarios finales cuando no estén conectados a internet, y el fomento de la inclusión con dispositivos adecuados. No se identificó ningún obstáculo técnico importante en relación con las opciones de diseño analizadas.
Una vez concluya esta fase de investigación, el BCE decidirá si comienza a desarrollar un euro, en cuyo caso se crearán y probarán posibles soluciones en colaboración con los bancos y las empresas que podrían proporcionar la tecnología y los servicios de pago.