La Comisión Europea ha publicado sus directrices sobre cómo se debería reforzar el Código de Buenas Prácticas en materia de Desinformación; se trata del primer documento de este tipo en todo el mundo, orientado a reforzar la lucha contra la desinformación.
En el texto la Comisión llama a un compromiso más firme por parte de los signatarios, a los que invita a reducir los incentivos económicos para la desinformación; asimismo propone capacitar a los usuarios para que realicen una labor activa en la lucha contra la difusión de la desinformación y mejorar la cooperación con los verificadores de datos de todos los Estados miembros e idiomas de la UE.
La vicepresidenta de Valores y Transparencia, Věra Jourová, considera que “las amenazas que plantea la desinformación en línea están evolucionando rápidamente y tenemos que intensificar nuestras medidas colectivas para capacitar a los ciudadanos y proteger el espacio informativo democrático”.
Para el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, es necesario “frenar la ‘infodemia’ y la difusión de información falsa que pone en peligro la vida de la gente. La desinformación no puede continuar siendo una fuente de ingresos. Necesitamos ver compromisos más firmes por parte de las plataformas en línea, el ecosistema publicitario en su totalidad y las redes de verificadores de datos”.
Según informa la Oficina de Prensa de la Comisión Europea, entre las directrices del Código figura la desmonetización de la información, de manera que los agentes del ecosistema de publicidad en línea aumenten la transparencia y la rendición de cuentas en lo relativo a la colocación de anuncios e impidan la participación de agentes que publican sistemáticamente contenido desmentido.
Asimismo, el Código reforzado debe ofrecer una amplia cobertura de los comportamientos manipuladores existentes y emergentes a los que se recurre para difundir desinformación (como bots, cuentas falsas, campañas de manipulación organizadas o robos de cuentas), además de incluir compromisos adaptados para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de las medidas adoptadas para reducir sus efectos.
Otro de los objetivos del documento es capacitar a los usuarios para comprender y denunciar la desinformación, dotándolos de herramientas y procedimientos accesibles y efectivos para ello.
Por último, los signatarios del Código deben crear un Centro de Transparencia en el que indiquen las políticas que han adoptado para poner en marcha los compromisos recogidos en el mismo. Las directrices también proponen que se establezca un grupo de trabajo permanente presidido por la Comisión, que estaría compuesto por los signatarios y por representantes del Servicio Europeo de Acción Exterior, del Grupo de Entidades Reguladoras Europeas para los Servicios de Comunicación Audiovisual y del Observatorio Europeo de Medios Digitales. Este último recibió más de 11 millones de euros para crear 8 centros regionales de ayuda a la realización y la expansión de su labor en los Estados miembros.
La Comisión recuerda que la crisis del coronavirus ha sido un claro ejemplo de las amenazas y retos que la desinformación plantea en nuestras sociedades. La ‘infodemia’ ha entrañado riesgos significativos para los sistemas sanitarios personales y públicos, la gestión de crisis, la economía y la sociedad, y ha puesto de manifiesto que, a pesar de la ingente labor realizada hasta ahora, existe una necesidad acuciante de intensificar los esfuerzos en la lucha contra la desinformación.