La filial española del grupo BBVA cerró la primera mitad del año con un beneficio neto de 1.790 millones de euros, casi un 48% más, favorecido por el dinamismo de los ingresos recurrentes, que ayudaron a que la entidad batiera un nuevo récord histórico solo en el segundo trimestre y superara los 1.000 millones.
Estas cuentas, que ya incorporan los 285 millones de euros destinados al pago del impuesto extraordinario a la banca, suponen en torno al 36% de los casi 5.000 millones de euros ganados por el BBVA en general, aunque continúan por debajo de los 2.858 millones ganados en México.
En España, los préstamos y anticipos a la clientela consignados como no dudosos crecieron un 3% y sumaron 174.783 millones de euros, gracias al dinamismo de los segmentos de consumo, tarjetas y empresas y a la nueva producción hipotecaria.
La morosidad de esta cartera mejoró hasta el 3,9% desde el 4,1% anterior, en tanto que la tasa de cobertura se mantuvo en el 54%.
Asimismo, los depósitos de la clientela bajaron un 0,5% y quedaron en 214.859 millones, en tanto que los recursos gestionados fuera de balance (fondos de inversión y de pensiones) aumentaron un 5,6%, hasta 102.652 millones.
El margen de intereses, que recoge casi todos los ingresos, creció un 26,2% y se situó en 3.211 millones de euros, en tanto que el bruto subió un 27,4% y alcanzó los 4.626 millones, después de sumar los 1.144 millones obtenidos en concepto de comisiones netas (+4,7%).
Por su parte, los gastos de explotación crecieron casi un 6%, hasta los 1.636 millones, "muy por debajo del incremento de los ingresos", señala la entidad, que destaca que esto permite una mejora de 719 puntos en el ratio de eficiencia, que se sitúa en el 35,4%.
El deterioro de activos financieros se incrementó un 39,3%, "en línea con las expectativas", principalmente por mayores flujos recurrentes en las carteras minoristas ante el entorno de tipos altos, lo que condujo a un coste de riesgo acumulado del 0,38%, estable frente al registrado en el periodo anterior.
