El presidente de la nueva CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, no descarta despidos forzosos en la entidad y pide al Gobierno de Pedro Sánchez un gran consenso para afrontar las reformas estructurales del país.
Con la estrella azul luciendo desde ayer en una de las torres KIO de Madrid, los principales diarios españoles publican este domingo entrevistas a Goirigolzarri, entre ellos ABC, donde explica que su "voluntad es que, dentro de la medida de lo posible, la gran mayoría sean bajas basadas en la voluntariedad", pero que "no" descarta despidos forzosos y que "lo que ocurra al final dependerá de las negociaciones y la evolución de los momentos".
Goirigolzarri, que será un presidente ejecutivo pero con funciones limitadas a auditoría, comunicación y la secretaría del consejo, señala que el ajuste de plantilla será "el necesario", aunque dice que los sindicatos serán los primeros en conocer las cifras.
También asegura que se siente cómodo con el FROB en el consejo de administración -una silla que ocupará la ex secretaria general de Industria Teresa Santero- y que el reparto de poder en la entidad resultante de la fusión ha sido "razonable".
En él se han definido los 400 puestos más relevantes, explica, y admite que le hubiera gustado incorporar a José Sevilla, su número dos en Bankia, pero que entiende y respeta que no siga.
En la entrevista de El País, el banquero aboga por "acabar con la crispación y mantener consensos muy fuertes" y por "hacerlo rápido porque estamos en momentos excepcionales que necesitan grandes acuerdos a corto plazo para afrontar la recuperación".
Convencido de que se jubilará en CaixaBank, Goirigolzarri garantiza en El Confidencial que, si finalmente hay un retraso en los fondos europeos, "la banca naturalmente está a disposición de adelantarlos".